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El ayuntamiento de Barcelona dice adiós a los apartamentos destinados al turismo a partir del año 2029. Esto ocurre después de que los vecinos de la ciudad lleven años protestando contra la subida del precio de la vivienda, provocado especialmente por el descenso de la oferta de pisos destinados a la vivienda por culpa de este tipo de licencias. ¿Qué pasará a partir del 2029? ¿cómo ha afectado este anuncio a los inversores? ¿qué consecuencias tendrá? Lo vemos.
Tabla de contenidos
La Decisión del Ayuntamiento: ¿Qué Cambiará en 2029?
Ha sido, Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, quien anunció en una rueda de prensa su intención de eliminar todas las licencias de viviendas turísticas legales a partir de noviembre de 2028. Este cambio significa que Barcelona no contará con pisos turísticos a partir de 2029, convirtiendo estos inmuebles en viviendas residenciales.
Esta medida responde al decreto de la Generalitat aprobado en 2023, que insta a los ayuntamientos catalanes a definir un plan urbanístico que determine la compatibilidad del uso turístico con el residencial. Barcelona, identificada como un municipio con serios problemas de acceso a la vivienda, optó por no permitir la coexistencia de ambos usos, revocando todas las licencias actuales.
Nuevas Normas Urbanísticas
Además de la eliminación de las licencias, el Ayuntamiento actualizará el Plan de Alojamientos Urbanísticos, eliminando la categoría de pisos turísticos. Esta decisión se alinea con el objetivo de aumentar el acceso a viviendas permanentes y abordar la escasez de viviendas asequibles.
Motivos detrás de la medida
El creciente problema de acceso a la vivienda en Barcelona ha llevado al gobierno local a tomar decisiones drásticas. La ciudad enfrenta una demanda desbordante de viviendas, especialmente entre los jóvenes, y una oferta insuficiente debido en parte a la proliferación de pisos turísticos.
Jaume Collboni destacó que las nuevas políticas están diseñadas para enfrentar este problema estructural. La intención es incrementar el número de viviendas disponibles para los residentes permanentes, lo que se espera alivie la presión sobre el mercado inmobiliario.
El impacto en la vivienda protegida
El alcalde también planea modificar la normativa implementada por Ada Colau que exige a los promotores destinar un 30% de las nuevas construcciones a vivienda protegida. Con la nueva regulación, se permitirá agrupar las viviendas sociales en un solo edificio dentro del mismo barrio, facilitando la implementación y reduciendo la burocracia.
La reacción del sector turístico
La Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (APARTUR) ya ha expresado su descontento con la decisión, advirtiendo que podría fomentar la aparición de alojamientos turísticos ilegales. Según APARTUR, la eliminación de los pisos turísticos legales podría provocar una disminución significativa del turismo familiar, afectando a tiendas, restaurantes y museos.
Según la asociación, los pisos turísticos representan el 40% del alojamiento turístico en la ciudad. La desaparición de estos podría llevar a la pérdida de empleos y una reducción de ingresos fiscales.
El futuro del turismo en Barcelona
La eliminación de las viviendas turísticas plantea interrogantes sobre el futuro del turismo en Barcelona. Con un porcentaje considerable de alojamientos turísticos desapareciendo, la ciudad deberá buscar alternativas para seguir siendo un destino atractivo sin sacrificar la calidad de vida de sus residentes.
Posibles Alternativas
La apuesta podría dirigirse hacia la creación de hoteles y otros tipos de alojamientos regulados que ofrezcan una experiencia de calidad sin impactar negativamente el mercado de la vivienda. Además, se podrían fomentar modelos de turismo sostenible que no dependan tanto de la capacidad de alojamiento en viviendas particulares.
En cualquier caso, la decisión de eliminar todas las viviendas turísticas en Barcelona marca un punto de inflexión en la política de vivienda de la ciudad. Esta medida, si bien controvertida, tiene el potencial de transformar el acceso a la vivienda y mejorar la calidad de vida de los residentes.
Aunque la implementación será gradual y sus efectos inmediatos no serán visibles hasta después de 2029, este cambio podría servir de ejemplo para otras ciudades que enfrentan problemas similares debido a la creciente demanda de alojamiento turístico.
